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Alberto Ferrán López

Entrevistamos a Alberto Ferrán Gerente General de San Camilo panadería y pastelería, -una de las empresas más antiguas en Chile, creada en 1884- y ha participado en el mundo gremial, en el Consejo de Sofofa, hoy en el directorio de la CCS (Cámara de Comercio de Santiago). Además integra el directorio del Hogar de Cristo.

¿Cómo ha sido tu experiencia como gerente general de esta empresa familiar, desde ya hace 10 años?

Después de haber trabajado en varias empresas grandes, sin duda era un desafío iniciar una nueva etapa en San Camilo, empresa más pequeña y de mi familia. Pero la verdad, ha sido una gran experiencia, este es un negocio que me ha acompañado toda la vida, desde pequeño venía a visitar la fábrica, los productos siempre han estado presentes en nuestra mesa, y cuando ya era hora de trabajar en los veranos, venía a envolver panes de pascua en las vacaciones. Varios de los trabajadores me conocen desde chico. Se nota la tradición familiar, yo soy tercera generación en el negocio, la cuarta ya participa en el directorio de la empresa.

San Camilo a través de su historia ha sido un gran aporte a la comunidad (más de 135 años), hoy damos trabajo a más de 1300 personas de forma directa, más de 30.000 personas/familias disfrutan de nuestros productos diariamente (tenemos 58 locales en 16 comunas de Stgo, hacemos más de 300 productos). Este es un negocio con vocación, con un sentido de propósito claro, siempre con una mirada de largo plazo, nos sentimos guardianes de un patrimonio gastronómico importante (varios productos son tradicionales y mantienen su receta original). Hoy me tocó llevar la posta, pero como decimos: “San Camilo, es tradición que trasciende generaciones”

 

¿Qué te motivó a participar del mundo gremial, en el Consejo de Sofofa y CCS (Cámara de Comercio de Santiago), y ahora en el directorio de esta última?

Fue algo que se dio de forma natural, como gerente general de una empresa hay muchas cosas que podemos hacer para mejorar nuestros negocios, pero llega un punto en que las variables externas son tan incidentes como las internas que uno puede administrar. Por ejemplo, las políticas públicas en temas laborales, normativos, tributarios, de seguridad o comercio informal. El sector privado tiene mucho que decir y aportar para hacer mejores políticas que apoyen el crecimiento del país y potenciar nuestro aporte a la sociedad. Los gremios son la forma natural que tienen las empresas para lograr mayor representatividad e influencia. En el contexto actual de incertidumbre y crisis - económica, político, social, ambiental - esto cobra mayor relevancia que nunca.

En la CCS tenemos casi 2.500 empresas socias, donde trabajan más de 600.000 trabajadores. Tiene más de 100 años de historia, y ha sido un gran aporte al desarrollo del comercio del país. Es inmenso el bienestar que aporta nuestra actividad a la sociedad. En este sentido, es una gran responsabilidad y desafío el apoyar a que tengamos más y mejores empresas, seguir construyendo capital social, y ser reconocidos como un pilar fundamental para el desarrollo de Chile.

 

¿Cómo fue que llegaste a ser miembro del Hogar de Cristo? ¿Qué ha significado para ti?

Mi inquietud con el tema social y la obra de Alberto Hurtado está influenciada en gran medida con ser ignaciano, estudié en el Colegio San Ignacio. Pero fue hace ya siete años que me invitaron al directorio de Súmate, fundación del Hogar de Cristo relacionada con el tema educación (escuelas de reingreso, programas de reinserción educativa). Hoy hay más de 250.000 niños, niñas y jóvenes fuera del sistema educacional. Esto es dramático, es una urgencia país que se agudizó con la pandemia. Qué futuro tendrán todos ellos?. Luego de seis años en Súmate, me invitaron a formar parte del directorio del Hogar de Cristo. El Hogar de Cristo es una fundación que atiende a más de 30.000 personas al año entre todos sus programas (educación, adulto mayor, situación calle, empleo, discapacidad mental, consumo problemático). Es admirable la labor que realiza, su vocación es ayudar a los más pobres entre los pobres, el sector más vulnerable y desamparado, donde se dan la mayores desigualdades y faltas de oportunidad. Por otro lado, la administración del Hogar es de primer nivel, destaca su eficiencia y la capacidad de generar impacto.

Participar en ambas fundaciones ha sido una gran experiencia. Por una parte, tomar conciencia de la brechas sociales que existen hoy en Chile, ver de cerca esa realidad que muchas veces normalizamos y nos deja de movilizar. También, el desafío profesional y personal de tratar de aportar en una organización donde los trabajadores y voluntarios son personas de mucha vocación, compromiso y entrega.

 

¿Algo que agregar?

Pienso que la sociedad civil tiene mucho que aportar, el país lo necesita, ya sea desde el mundo de las empresas o las organizaciones sin fines de lucro, la que sea que ayude a que tengamos una mejor sociedad. Soy optimista del futuro, veo que mucha gente se está movilizando, es cosa de ver las miles de fundaciones que se han creado en el último tiempo, y la conciencia de las organizaciones por generar un impacto mayor y más sostenible.

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